Una mujer salió a la madrugada, cargando una cruz en su hombro, a encontrarse a sí misma. Cantábase bajito "yo sé que estás así... como perdida".
Le llamó la atención que las calles, los árboles, los edificios, el cielo y todo el paisaje conformaban una misma cosa, una pasta homogénea. La mujer se detuvo. Se desató una tormenta y un rayo circundó su figura, dejándola posada sobre una pequeña porción de cemento. El resto era un vacío sin final. Cualquier movimiento en falso podría precipitarla hacia la inexistencia. Esa noche comprendió que para poder hacer es necesario saber lo que no se puede hacer. Las cosas volvieron a discriminarse unas de otras. La mujer miró al cielo, dejando caer las gotas de lluvia en su rostro, y le dijo: "Los juegos tienen reglas. Saber jugar consiste en conocer las prohibiciones." El cielo permanecía como siempre, indiferente. La mujer no aguantó más la tristeza y saltó al vacío. Todavía está cayendo.
Así fue que una noche, los músicos de la Ruda se asomaron al vacío y escucharon a una mujer que cantaba... Y compusieron esta canción:
http://www.youtube.com/watch?v=IK-V7miEPs4&feature=youtu.be
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